¿Qué debemos considerar en la primera visita ginecológica?
¿Cuándo es necesario ir? ¿A partir de qué edad? ¿Cómo es esa primera consulta? Estas son algunas de las preguntas que todas nos hacemos. En general, si todavía no tuviste relaciones sexuales y no tenés un problema concreto, no hay necesidad ir hasta los 16-18 años. Aunque nunca está de más informarse para estar preparada.
El sistema reproductivo es una parte más del cuerpo y merece la misma atención médica que las demás. El pudor que sentimos es porque se considera más privada, ya que no solemos hablar abiertamente de nuestra sexualidad, o exponer las partes íntimas a un/a desconocido/a. Además, muchas veces en la juventud no sabemos a quién acudir o qué preguntas nos pueden hacer.
Hay varias razones que ameritan una primera visita, como tener ciclos menstruales irregulares, dolor menstrual durante o fuera del período, sangrado muy abundante o muy escaso, flujo vaginal diferente al habitual, o irritación genital. Los trastornos de la pubertad, como exceso de acné o vello, desarrollo precoz o retraso menstrual, también deben ser consultados. Asimismo, es recomendable para que nos informen sobre los métodos anticonceptivos. Recordá que la información que compartas con tu ginecóloga/o es confidencial.
Lo recomendable es que la primera vez se concurra acompañada por su madre, y que siempre se reserve un tiempo para charlar con ellas a solas con la finalidad de que puedan comentar con mayor libertad temas de sexualidad o anticoncepción, si lo quieren.
Cuando se comienza a tener relaciones sexuales es importante la visita para estar bien informada sobre los métodos anticonceptivos, con el fin de evitar embarazos no deseados y hacer un seguimiento de control médico, para chequear si el método escogido se adapta bien. Además, está el riesgo de contagio de infecciones de transmisión sexual si no se utiliza un método de protección de barrera, como el preservativo.
La primera visita siempre es un poco más larga, porque se debe hacer un informe de nueva paciente, así que te solicitará tus datos personales, y te preguntará la edad de aparición de la primera menstruación, antecedentes familiares de enfermedades, si te han hicieron alguna operación, si sos alérgica a algún medicamento, si tus ciclos menstruales son regulares, si tenés pareja estable o tuviste relaciones sexuales de riesgo, así como qué tipo de método anticonceptivo utilizás. Algunas pueden resultar un poco incómodas, pero hay que ser muy sincera.
El examen de tacto vaginal solo se realiza si es necesario, como en el caso de que hayas tenido relaciones sexuales de riesgo, para detectar si tenés alguna infección, o cuando el motivo de la consulta puede ser alguna irregularidad física o funcional. Puede que sea necesario hacer una ecografía o tomar una muestra del flujo. El examen de tacto no suele durar más de 5 minutos.
Si necesitás contracepción de urgencia, tenés que acudir cuanto antes a la consulta para informar al profesional de tu situación, con el fin de que pueda indicarte las pautas a seguir y qué tipo de medicación necesitás, ya que hay diferentes métodos.
Si tienes una hija adolescente, recordá que tu deber como madre es ofrecerle apoyo, así que lo mejor que podés hacer es plantearle el tema con naturalidad y abiertamente, para indicarle que es importante que esté bien informada y que cuente con un profesional de referencia que pueda asesorarla y ofrecerle atención médica. Quizás no le guste ir a tu mismo/a ginecólogo/a, así que dale otras opciones.